En el mundo moderno-occidental, los seres humanos se han enajenado de la Madre y se han sentido por encima de los otros seres vivos de la Madre Tierra, creando un modelo de civilización antropocéntrico, que ha puesto a los seres humanos en el centro del universo. El occidente eliminó a la Madre Tierra como sujeto y la convirtió en un simple objeto y mercancía bajo su dominio y control. Estamos viviendo en la era del Antropoceno que está divorciada de la vida y se ha encargado de sobreexplotar la naturaleza, en particular en los últimos dos siglos, que es el período del auge del capitalismo que ha provocado la actual crisis ecológica y climática. Esta era del Capitaloceno que sólo sabe producir destruyendo, es la que nos va dirigiendo al fin y la destrucción de la humanidad y de la propia Madre Tierra.

Esto se traslada a las negociaciones climáticas, donde los países desarrollados fortalecen visiones y mecanismos mercantiles que buscan hacer negocios “verdes” con la crisis climática, y ven a la Madre Tierra y sus funciones ambientales como simples objetos y mercancías para ser comercializadas en mercados de carbono.

Las soluciones capitalistas de los mercados de carbono

La promesa de emisiones “netas cero” no se basa en reducciones reales de las emisiones de carbono llevadas a cabo en los mismos países desarrollados, sino que dependen en gran medida de supuestas “soluciones basadas en la tecnología» y supuestas “soluciones basadas en la naturaleza» que están promoviendo la mercantilización de la naturaleza. Además, los países desarrollados están impulsando el establecimiento de mecanismos de mercado para contabilizar la reducción de sus emisiones, sin afectar sus actividades económicas, industriales y demás, pese a que el Acuerdo de París no tiene ninguna mención a la implementación de mecanismos de mercado sino solamente de enfoques cooperativos.

La prevalencia de la agenda capitalista de los países desarrollados está provocando el mantenimiento del status quo y la repetición de recetas que ya han fracasado, como la de los mercados globales de carbono, que han sido incorporados como mecanismos para enfrentar la crisis climática (Artículos 6.2 y 6.4 del Acuerdo de París). Si los mercados de carbono no han funcionado para limitar el incremento de temperatura que actualmente ya ha llegado a más de 1.1oC no hace nada suponer que estos podrán funcionar con otros resultados. En todo caso, es incorrecto y una irresponsabilidad que hay que profundizar las soluciones capitalistas del mercado para enfrentar los problemas del capitalismo.

Denunciamos que estas supuestas soluciones promoverán un proceso de especulación del mercado de capturas de emisiones de carbono y excederán los límites de la verdadera capacidad de la naturaleza para reducir las emisiones. Además, afectarán drásticamente los derechos de las comunidades locales y los pueblos indígenas y los derechos de la Madre Tierra, en el contexto de la mercantilización y manipulación de la naturaleza para resolver el problema de las emisiones de los países desarrollados. Si esto sucede, viviremos en un mundo desnaturalizado y deshumanizado, que se mueve contra los ciclos vitales de la Madre Tierra.

Enfoques no basados en los mercados

El acuerdo de Paris en la Decisión 1/CP.21 parágrafo 39 da curso a la creación de mecanismos que: “facilitan el uso y la coordinación de Enfoques No Basados en Mercado” en la implementación de las contribuciones determinadas a nivel nacional (CND) de los países en el contexto del desarrollo sostenible y la erradicación de la pobreza”.  De este modo, los enfoques no mercantilistas y anticapitalistas tienen que ver con la creación de vínculos y sinergias para la mitigación, la adaptación, la financiación, el desarrollo y la transferencia de tecnología y la creación de capacidades locales en los países.

Adicionalmente, el parágrafo 6 de la Decisión 1/CMA.3 establece la puesta en marcha de un “Programa de trabajo en el Marco de los Enfoques No Basados en Mercados al cual se refiere el artículo 6, párrafo 8, del Acuerdo de París”. Es en esta dirección que en la COP26 de 2021 se ha establecido el “Comité de Glasgow de enfoques no basados en mercado”, que funcionará como un programa de trabajo de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), teniendo como una de sus herramientas una plataforma virtual.

Bolivia ha propuesto que los enfoques de no mercado deben apoyar a los países en particular al cumplimiento de sus Contribuciones Nacionalmente Determinadas-CND, articulando sus demandas y necesidades con iniciativas existentes de cooperación técnica y financiera, además ampliando el desarrollo de nuevas iniciativas bajo el liderazgo de las entidades de la CMNUCC. Esto repercutirá en una mayor transparencia en la provisión de cooperación técnica y financiera a los países, bajo el principio de no dejar a nadie atrás.

De este modo, la plataforma virtual, por lo menos debe contener: i) una modalidad de registro de las demandas y necesidades de las CND no basadas en los mercados; ii) un mecanismo de articulación de las demandas con iniciativas para la provisión de financiamiento y tecnología; y iii) una red de articulación de entidades de la CMNUCC para enfoques no basados en mercado.

Estados Unidos y Canadá se han opuesto frontalmente a una plataforma virtual que permita operacionalizar los enfoques no basados en mercado y plantean que solamente se debe avanzar en diálogos y discusiones. El Grupo del G77+China apoya una propuesta de operacionalización de los enfoques no basados en mercado. Las negociaciones de la COP27 de Egipto serán muy complejas, pero Bolivia no deberá retroceder en sus aspiraciones de contar con una plataforma virtual que haga de la cooperación financiera y técnica el mejor instrumento global para enfrentar la crisis climática.

No estamos en contra de combatir la crisis climática, debe ser una de nuestras primeras prioridades, pero los países capitalistas responsables del cambio climático tienen que ser los que lideren la lucha contra la crisis climática para salvar la vida en la Madre Tierra. Es necesario generar procesos de rebelión contra el colonialismo de la economía verde y contra el colonialismo del carbono, y frenar la hipocresía con la Madre Tierra, ya que no se puede enfrentar la crisis climática mercantilizando a la Madre Tierra.